viernes, 17 de abril de 2009

17 de abril


Hemos empezado por el final.
Ahora ya no hay forma de volver al principio.

miércoles, 1 de abril de 2009

5 de abril


Después de mil meteduras de pata, de haberse echado todo en cara, de gritos, llantos, discusiones a altas horas de la madrugada (de esas en las que todos pierden), desesperación, lamentos y lamentaciones, perdones perdidos y agua fría en una ducha que no aclaraba absolutamente ninguna idea; decidió hacerlo, se puso delante del espejo y rompió contra él a golpes. La sangre se le escurría entre los dedos, y los añicos de cristal se deshacían contra el suelo de teca de Panamá, pero ¿qué importaba? Al final no todas las historias tenían un final feliz. Eso era mentira. Y la suya no era una excepción. Y la culpa no era de alguien a quien pudiese gritar, con quien pudiese desesperarse, o a quien perdonar. Había sido eso, que ella había creado en sí misma y que se reflejaba en el espejo, lo que la había destrozado.


Y ahora estaba ROTA. En mil pedazos.

1 de abril


Volvió la vista atrás viendo cómo la casa iba alejándose cada vez más deprisa del coche. Parece irónico, pero cuantas más ganas tienes de llegar a un lugar, más largo se te hace el viaje, en cambio, cuando solo deseas permanecer allí, aferrándote a lo que más quieres, la despedida llega demasiado pronto.


Y perdiéndose en el horizonte, quedaba ya la vieja casona. Se giró y volvió a mirar la empedrada carretera y el camino que la llevaba a "alguna parte". Suspiró entrecortadamente por culpa del incesante traqueteo de jeep, quién sabe si alguna vez volvería.