
Y dejo caer el agua de la ducha sobre mi cara, y empiezo a notar cómo me pesa el pelo, empapado.
A veces me da la impresión de que las cosas se piensan mejor en la ducha. No sé si es porque con el vapor fluyen más rápidamente las sensaciones. O los pensamientos.
Solo sé que me dejé caer. No aguanté con el peso del agua. O del remordimieto. Y me deshice. Me desintegré en pequeñas gotas que caen de un grifo. Y mientras sentía como salía de mí mi última esencia me sentí viva de nuevo. Y quise volver. Pero a veces, rehacer lo deshecho no es posible. O factible. O correcto.
Ya me había ido. ¿Para qué regresar?
3 comentarios:
para que yo te lea :)
(y yo :P)
para vivir, que tópico verdad, pero que chachi :DD (ahora en serio, me encanta tu blog *_*)
besiitoo :)
Para intentarlo de nuevo. ¿Te parece poco?
Un miau
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