miércoles, 28 de enero de 2009

28 de enero


- Solo ha sido un beso...

- Ha sido más que eso.

- Tiene 15 años.

- Pero la quiero, la quiero conmigo.

- Tú no la quieres, esto es OB-SE-SI-VO, Aaron.


Aaron debatía consigo mismo lo que acababa de hacer. Era cierto, Emma lo desconcertaba, rompía todos sus esquemas en mil piezas. Entró en su vida de casualidad destrozando con una ligereza supina todo lo que encontraba. Su gracilidad y su delicadeza eran algo fuera de lo común. No había visto nunca nada parecido. La amaba. O eso creía él. Quizás, a sus 35 años, no sabía todavía que era amar, pero eso se le parecía. Soñaba todas las noches con el tacto de porcelana de su piel y su olor a frambuesas. Y su sabor a frambuesas. Lo ataba, lo desataba, hacía todo lo que quería con él, y ella lo sabía. Y tenía que acabarse. No podía ser. No debía ser.

Aaron dirigió su vista al ventanal que daba al jardín y la vió allí, sentada, con un vestido corto que dejaba al descubierto sus largas piernas. Y suspiró, no podía evitarlo. Se levantó y bajó corriendo a trompicones a buscarla.

2 comentarios:

.Amazonica dijo...

Hay tentaciones que son imposibles de resistir.
hermoso el texto *.* seguro ya lo sabes :)
saludos!

ptitpat dijo...

y lo peor es sentirse identificada con ella....